14 octubre 2007

La literatura como terapia de la política (III)

Seguimos jugando. Obras muy conocidas. Ya sabéis, primero he de proclamar que efectivamente como Babeuf decía y confirmaba Augusta II, la segunda entrega era: El coronel no tiene quien le escriba. Magnífica novela de García Márquez, para mí, la más completa. A pesar de ser, o quizá por eso, corta, tiene una intensidad tremenda y su ritmo y sus tiempos mantiene siempre un nivel muy alto. No tiene bajadas, siempre va in crescendo hasta su final glorioso: —Mierda.

Es un ejemplo del buen escribir. Me llegó un ejemplar a finales de los sesenta, mejor dicho lo busqué. Apenas acababa de leer “Cien años de Soledad”, en la editorial Losada que me habían proporcionado, todavía no había sido editado en España, y quise saber más de ese escritor que me había emocionado y entusiasmado. No pude elegir mejor. Desde entonces no he dejado de leer nada de este monstruo de la literatura colombiano. Habiéndome gustado todo, la mejor impresión me la llevé con el famoso coronel. Novela a la que vuelvo a menudo.

Y ahora va, la apuesta de la semana. Es facilita y estoy seguro de que más de uno o una de los que os paseáis por este blog lo vais a adivinar fácilmente:

Mentalmente y como por máquina repetía estas tres voces, que para ella habían perdido todo significado; las repetía como si fueran de un idioma desconocido.
Después, saliendo de no sabía qué pozo negro su pensamiento, atendió a lo que leía. Dejó el libro sobre el tocador y cruzó las manos sobre las rodillas. Su abundante cabellera, de un castaño no muy obscuro, caía en ondas sobre la espalda y llegaba hasta el asiento de la mecedora, por delante le cubría el regazo; entre los dedos cruzados se habían enredado algunos cabellos. Sintió un escalofrío y se sorprendió con los dientes apretados hasta causarle un dolor sordo. Pasó una mano por la frente; se tomó el pulso, y después se puso los dedos de ambas manos delante de los ojos. Era aquella su manera de experimentar si se le iba o no la vista. Quedó tranquila. No era nada. Lo mejor sería no pensar en ello.

Pues nada, adivina adivinanza. Y volvemos a hablar de novelas la próxima semana.

Salud y República

8 comentarios:

Lady L dijo...

Es una prueba

Selma2007 dijo...

"La Regenta" Leopoldo Alas Clarin..
¿Tengo premio? ;))
Un abrazo!

Augusta II dijo...

Y lo que sigue...

"«¡Confesión general!». Sí, esto había dado a entender aquel señor sacerdote. Aquel libro no servía para tanto. Mejor era acostarse. El examen de conciencia de sus pecados de la temporada lo tenía hecho desde la víspera"

¡Qué grande, oyessss, qué grande!

Salu2!!

RGAlmazán dijo...

Pues sí Dª Selma como también le confirma la gran Augusta II, es La Regenta de D. Leopoldo.

Una novela de las grandes.

Su premio será una mención en la próxima entrada de literatura, ¿o le parece poco?

Gracias a ambas por colaborar.

Salud y República

Maripuchi dijo...

Coño!! Nunca llego a tiempo!!

Atril De Sastre dijo...

Es que "La Regenta" es mucho... sin embargo, es curioso, cómo después de ella Clarín no se arriesga con otra empresa monumental y cultiva género más breves como la poesía o sus inolvidables cuentos que no puedo dejar de recomendar.

Soy un loco de la literatura española del último tercio del XIX, sobre todo de Galdós, desde que me leyera en el verano de 2002 "Doña Perfecta", "Marianela" y "Fortunata y Jacinta"... después de ellas decenas más que a mis amigos siempre que tengo oportunidad recomiendo. Saludos !!

Vilos Cohaagen dijo...

Después de la Regenta, Clarin escribió otra novela: "su único hijo" en la que se vuelve a Vetusta de la mano de Bonifacio "Bonis" Reyes. Es muy buena, si tienen la oportunidad, léanla.

Eulalia dijo...

Al leerlo he pensado que era La regenta, pero hasta ahora no había visto la entrada y ya estaba adivinado. ¡Otra vez será!
Saludos