16 octubre 2007

Cura gay o cura pederasta

Oigan y Vds. ¿quién creen que merece una pena mayor? Bueno, salvo que pertenezca a la cúpula de la Iglesia no pueden imponer ninguna pena. Y además por si no lo sabía la Iglesia ya lo ha decidido. Como siempre, con sentido común. “La pena mayor de un hombre es haber nacido” esta frase que dice Segismundo en su monólogo de “La vida es sueño”, para los líderes eclesiásticos católicos se ha convertido en “La pena mayor de un cura es haber nacido gay”.

Pues claro hombre no tiene comparación, un marica es más culpable que un pederasta. Éste último es un pobrecillo que ha caído en pecado y puede ser homosexual o no, pero se arrepiente, confiesa, hace propósito de enmienda y, con un poco de suerte, se corrige; pero, un gay que lo declara, ese es un enfermo que no tiene cura.

Y yo que creía que el voto era de castidad. Pues no, un marica, aunque no falte a la castidad no puede ser cura (en teoría, claro; lo que no puede es reconocerlo). Esa condición le separa del cargo. Mientras tanto un pederasta que solamente, pobrecillo, ha tratado de calmar sus bajas pasiones con un o una menor, hay que perdonarle, al fin y al cabo que pague una penitencia y ya está, es algo pasajero.

Y habrá quien diga que en qué me baso. Pues nada, basta leer este artículo y podemos darnos cuenta. A los curas pederastas se les aparta un poco, se les tapa, se les aleja de la antigua parroquia; a los homoxexuales hay que echarlos. Un cardenal español, Julián Herranz, a más inri del Opus Dei, refiriéndose al caso de un cura italiano que confesó su homosexualidad en televisión, ha decidido iniciar una cruzada antigay y se ha declarado partidario de la depuración.

Sin embargo, todos sabemos los casos del cura Rafael Sanz Nieto, al que la justicia condenó por abusos deshonestos continuados a un niño de doce años. Mientras tanto, el obispo Rouco que conocía los hechos, los ocultó y lo único que hizo fue cambiarle al pobrecillo de parroquia. O el otro caso famoso, el del fundador de los “Legionarios de Cristo”, sí, esos curas que superan en ortodoxia, pureza y dureza al Opus Dei. Pues bien, a Marcial Maciel, que así se llama, una vez probada su constante apetencia de someter por la fuerza a juegos sexuales a varios seminaristas, valiéndose de su cargo, el Papa Juan Pablo II le perdonó debido a su avanzada edad. Pobrecillo, si hubiera sido marica no, pero sólo era pederasta.

Salud y República

4 comentarios:

Maripuchi dijo...

Yo conozco a un chaval (rondará los cuarenta y tantos) que fue jesuíta.
Es gay.
Un día, encontró el amor y eligió.

Hoy es un feliz hombre casado con su pareja, gracias a una ley magnífica y de coste CERO. Por supuesto, dejó los hábitos y además, aunque cree en Dios, es apóstata... porque no entiende una Iglesia que predica el amor pero no lo practica.

Besitos

Blanca dijo...

La moral cínica de la jerarquía eclesiástica, que no condena a los curas asesinos, como Von Wernich, a los curas pederastas, como tantos que han provocado el escándalo en medio mundo, a los curas que provocan crispación en sus propios medios de comunicación, caso de la COPE... y reprueban a los curas gays, dice lo que tiene que decir de la moral de pacotilla que tienen a bien ejercer.

Es un asunto bastante grosero y asqueroso, la verdad.

Naveganterojo dijo...

Como dice nuestra amiga comun Eulalia,"las cucarachas" se soliviantan cuando les hablan de gais pero se sonrojan cuando les hablan de pederastas,se soliviantan cuando les hablan de memeoria.pero se levantan en armas en cuanto les hablan de patria,se esconden cuando les hablan de guerra,pero se alzan cuando les hablan de cruzada,se alteran cuando les hablan de recuperar cadaveres de otro signo de las cunetas pero se enorgullecen cuando hacen santos a 500 cadaveres suyos.
Esto si es tener dos varas de medir.
Salud y republica

Antonio Rodriguez dijo...

Que podemos esperar de quienes se han pasado media vida metiendo la mano en braguetas ajenas, en los seminarios. Teniendo queridas oficiales, "sobrinas" , amas de llaves y demas euefenimos que trataban de ocultar las multiples formulas de violentar su voto de castidad.
Pero eso es una cosa y limpiar la casa de pederastas es otra.
Salud, República y socialismo